Crear en medio del ruido: ser papá, estar presente y no dejar de imaginar

Trabajar en el mundo creativo exige sensibilidad, atención al detalle, pasión y una conexión profunda con el entorno. Pero cuando además eres padre de tres hijos, esa conexión se multiplica: hay tareas, hay conversaciones, hay problemas que resolver… pero también hay aprendizajes, momentos compartidos y oportunidades para crecer como persona.

Verlos crecer y formar parte activa de su día a día no solo es una elección; es un tesoro que demasiados hombres —todavía atrapados en modelos machistas— no se permiten valorar.
En una cultura donde al hombre se le enseñó a trabajar lejos de sus emociones y más lejos aún de su familia, estar presente se convierte en un acto de rebeldía… y de amor.


Crear desde el cuidado, no desde el ego

Hubo un tiempo en que la figura del “creativo” era casi un cliché: caótico, ego-referente, encerrado en su mundo. Pero ser padre lo cambia todo. Ya no eres solo tú y tus ideas: también están ellos, con sus mundos, sus preguntas, sus necesidades.

Y lejos de restar, eso suma.

Suma perspectiva, suma propósito. Te obliga a dejar el ego y ponerte al servicio de algo más grande: de una historia que estás ayudando a escribir con tu ejemplo.


No es fácil. Es intenso. Pero es real.

Hay días en que el cansancio aprieta.
Días en que cuesta conectar con la inspiración porque hay mil cosas que resolver primero.
Pero la pasión creativa no desaparece. Aprende a coexistir con la vida, a fluir con ella.

A veces aparece mientras ayudas con una tarea escolar.
O en una conversación camino al colegio.
O cuando simplemente estás ahí, sin pantallas, escuchando.


La organización como trampolín, no como jaula

No hay fórmula mágica, pero sí una constante: organizarse es la clave.

  • Tener objetivos.
  • Planificar la semana.
  • Saber cuándo parar.
  • Darse tiempo para estar con ellos, pero también para no perderse a uno mismo.

La vida familiar y la vida creativa no están en guerra. Pueden potenciarse mutuamente.
Pero hay que diseñar esa armonía. Como si fuera un buen layout: con jerarquía, aire, foco.


No dejar de creer en uno mismo

Ser papá presente y creativo a la vez es desafiante.
No faltarán voces (externas e internas) que digan que no se puede.
Pero se puede.

Y más aún: vale la pena.

Porque mientras tus hijos te ven inventar, construir, equivocarte, volver a intentar…
También aprenden que la masculinidad puede ser sensible, responsable y apasionada.
Y eso, en un mundo que sigue lleno de estereotipos, es revolucionario.


Cierre: diseñando hombres nuevos, desde casa

Estar, cuidar, crear, sentir.
Todo al mismo tiempo.
No es un caos. Es vida.

Y si además puedes convertir esa vida en ideas, en diseños, en relatos o en soluciones para otros… entonces estás haciendo algo extraordinario. Estás abriendo el camino.

Porque no se trata solo de ser papá. Ni solo de ser creativo.
Se trata de ser parte del cambio. De criar personas mejores.
Y de recordarte, todos los días, que el amor y la creatividad no se excluyen.
Se alimentan mutuamente.

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